Trabajo después de clase, por la tarde, Libre

Me había ofrecido voluntaria para cuidar a las plantas después de clase. Me relajaba muchísimo aquello, además, que adoraba todo lo relacionado con los vegetales y plantas, tanto mágicas como no. Llevaba la bata cruda manchada de tierra y los guantes llenos de tierra. El cabello estaba recogido en una trenza a punto de deshacerse. Tarareaba una canción mientras ponía una piedras en forma de triángulo en medio de una maceta vacía. Siempre lo hacía en aquella forma: tres piedras en forma de triángulo y después una capa de abono, la planta, más abono y tierra. Noté como caía la goma de pelo, pero no podía cogerla ni atarla...

-Mierda -susurré meintras movía la cabeza hacia atrás, intentando que el cabello quedara por la espalda.

OFF: ya que estas libre rol no xD

Llege "arrastrado" practicamente por decirlo de alguna forma por el profesor de herbologia mientras mis reclamos se escuchaban por el pasillo al lado de la puerta del invernadero.

- pero profesor ya le he dicho que no he tenido la culpa yo de su broma -

al final la fria mirada del profesor me iso entrar al invernadero mientras el se quedaba afuera llendose claro asegurandose que entrara , por lo que habia escuchado tenia que ordenar algunas cosas por castigo.

-maldito profesor juro que le hare de verda.. -

deje de reclamar por una chica rubia de hufflepuff por el uniforme estaba dentro del invernadero y sonrei levemente para hacercarme

- Hola! soy James y tu? -

" esta aqui tambien por problemas? "

pense y analize un poco de hufflepuff y jamas en ningun castigo mio alomejor estaba por otra cosa

-Hola James -me sonrojé un poco. ¿Qué hacía James Potter en el mismo invernadero que yo? Castigado por alguna broma. Qué guapo que era... Sacudí la cabeza para contestarle -Bianca, Bianca Cooper. ¿Castigado? -sonreí un poco y cogí el abono y lo apoyé el saco de tierra encima de la mesa.

-Deberías ponerte bata, túnica o lo que sea... las flores aquellas desprenden polen azul, y no se va de la ropa -comenté -Bienvenido al invernadero número siete Gryffindor -sonreí y me giré hacia unas macetas enormes. Tenía que trasplantar aquellas plantas y obtener las raíces para la próxima clase.

-Nunca me han castigado -comenté mientras intentaba coger una planta -Sólo en transformaciones, por no saber transformar aquel cojín en un peluche... Vaya tontería -suspiré recordando aquel día -Estoy como voluntaria, no sé, me encanta la herbología, las plantas... Además que me relaja ayudarlas -sonreí. Me giré y le vi allí de pie, esperando órdenes -Ayúdame con esta planta, pesa mucho. Tenemos que pasarla a la otra mesa, tumbarla y trasplantarla. Todo antes de que sean las seis y media, creo que nos sobrará tiempo y todo -comenté mientras le señalaba el reloj, que marcaba las cinco y media.

-Qué tonta me siento ahora mismo -susurré mientras veía la maceta volar -Bueno, de esta manera adelantaremos trabajo -le miré y sonreí. Me acerqué a la mesa y miré las hojas de la planta. Aquel verde oscuro me relajaba -Hay que tumbarla, sin magia -le advertí -Ayúdame por favor. No es que no se pueda sin magia, es que no me gusta usar la varita en los invernaderos. No sé, pierden su magia.

Acaricié una hoja mientras esperaba que se acercara y me ayudara a tumbarla. Sería más práctico romper el tiesto, pero si se hacía tumbada, solía ser más fácil cortar las raíces de color violeta.

-Sólo eso -sonreí -No ataca ni nada... al menos las hojas -reí y me quité un guante para apartarme el cabello de la cara -Tranquilo, no pasa nada. No ataca, ni muerde, nada... Las raíces tienen un pincho venenoso, es de color amarillo gritón, ya lo verás -sonreí mientras me acercaba a él -Te ayudo a tumbarla. A la de tres, pero cuando diga tres. Una, dos y la tumbamos, ¿de acuerdo?

-Sacar el tiesto -contesté -Sería mejor que no lo rompiéramos, se puede aprovechar para otra planta más pequeña. Vigila las hojas, si se rompe alguna el profesor nos mata -reí un poco y poco a poco saqué el tiesto y lo dejé en el suelo -Si quieres, puedes cortar tú las raíces. Mira -sacudí un poco la tierra hasta que se vieran las raíces. El color azul era muy llamativo, igual que el final amarillo -Si las tocas, se mueven -reí mientras las raíces se movían poco -No te estrangularán, pero a lo mejor se te enrollan. Tranquilo -le tendí una unas pinzas -No serán peor que alguna chica con la que hayas estado.

-Sorpresa Gryffindor -sonreí y di unos golpes a la planta y salieron más raíces del interior de ésta -A la planta le gusta que le quiten las raíces, porqué así puede crecer más; aunque le molesta porqué pierde agua después. Que te deje quitarlas suele depender de la personalidad de planta y de cómo la trates -comenté -Supongo que le has caído bien, aunque nunca antes hayas trabajado con ella. Es buena planta.

Me alejé de él y cogí otras pinzas para ayudarle. Me coloqué a su lado y vi que me sacaba unos cuatro dedos de altura.

-Nunca pensé que James Potter supiera hacer otra cosa que ligarse a chicas, aunque... parece que me equivocaba. Me refiero... corre el rumor que toda chica que ves quieres liarte con ella. Que sé yo, creo que no debería haber dicho eso.

-Gracias, supongo -sonreí ante su comentario. Noté mis mejillas sonrojarse y para evitar que se diera cuenta me di la vuelta y fui hacia la regadera, en la otra punta del invernadero. Respiré hondo y cuando logré controlar mi respiración, volví hacia él.

-Deberíamos ponerla en aquel tiesto -comenté -y regarla. Aunque... podemos probar de que absorba agua directamente, dicen que es una nueva técnica innovadora y muy útil. ¿Qué te parece? Les has caído mejor que yo, ¿verdad plantita? -le acaricié una rama.

Me había cogido. ¡Me había cogido! ¡¿Qué te pasa Bianca?! No era normal, nada normal. ¿Cóno se atrevía a cogerla? ¿Se pensaba que era como las demás? ¿Otra cualquiera que se rendiría a sus pies por ser James Potter?

-Creo que te has equivocado de persona -comenté cuando se separó de mí -No soy de esas que me muero por tus huesos Potter, que lo sepas. ¿Cómo puedes pensar... -comencé a moverme rápidamente y vi las raíces moverse y volver a su posición inicial, eran como muelles: se enroscaban y desenroscaban a su ritmo -¿Creías que ahora te daría un beso? Esto es una locura... ¿Por qué? Nunca lo haría, no soy así... ¡Un beso! ¿Y después qué más? Por qué seguramente habría algo más... -hablaba muy deprisa, mis propias palabras se atropellaban entre ellas -Me estoy volviendo paranoica, tengo que estar volviéndome paranoica... ¿Tu harías eso? -me giré y le miré directamente -¿Me dejarías besarte?