Cena, 20.30, Libre

Eran las ocho y media y me estaba muriendo de hambre. Me había perdido la cena, el libro no me había dejado dejarle hasta acabarlo, diez minutos antes. Caminé por los pasillos hasta llegar a la cocina y entré por la pequeña puerta. Los elfos me acompañaron hasta una de las grandes mesas de madera donde preparaban la comida y me trajo una silla. Me senté y le pedí con una sonrisa un trozo de pastel de verduras.

-En un momento señorita Cooper.

Me trajeron tres tipos de zumo, cuyas jarras descansaban a mi lado. Les miraba trabajar, rápidamente. Eran pequeñas criaturas serviciales y muy amables... aunque eran un poco hiperactivas, la verdad.

Ya era tarde, y no habia podido ir a la cena por quedarme dormida. Me dirigi a la cocina en busca de COMIDA, me moria de hambree. Entre a la cocina y me sente en una de las mesas que me habia indicado un elfo. Desde lejos pude ver a Bianca, asi que decidi ir a verla.

-Hola, Bian- Empezaba a caerme bien-

-Hola Lucy, ¿qué tal? -me giré y vi a la chica allí a mi lado -¿Te has perdido la cena? Me ha pasado eso mismo, creo que me voy a desmayar -sonreí -Menos mal que los elfos están, me encantaría tener uno en casa, cocinan mejor que mi madre – reí un poco.

Me levanté y me cambié de silla, para que se sentara ella. Me quité la túnica y la apoyé en la mesa, a dos asientos de distancia. Llevaba la corbata puesta, aunque el nudo estaba medio deshecho. El jersey me quedaba largo, no era mío. Me lo había dejado un amigo. Mis compañeras de habitación tenían los míos, los suyos se los habían roto en clase de Criaturas. No me importaba, en realidad.

-¿Quieres zumo?



*Este tema sucede después del del campo de quidditch y el de la clase, si te parece bien (:

Muy bien por suerte. Aunque sí, me eh quedado sin cena. - Le respondi riendo.
Si el zumo me encanta. - Respondi a la pregunta de Bianca, mientras me sentaba junto a ella.

* Pues sí, me parece bien. Yo le digo a Rose por si quiere venir*

-Mi madre se moriría si me viera ahora -sonreí -Siempre tan olvidadiza Bianca, deberías parecerte a mí: una importante dueña de la tienda más famosa de París, mujer del embajador y madre -imité a mi madre, agudizando la voz -Está loca. Un poco obsesionada con el protocolo y esas cosas. Por eso me encanta Hogwarts, puedes ser quien quieres... Además, está la magia.

Sonreí al recordar la suerte que había tenido. Me encantaba la magia, en todos sus sentidos.